El Genio Steve Jobs

El otro día estuve en el cine viendo la película de aquel loco revolucionario que creó una simple e innovadora compañía llamada Apple. Aunque la película fue un poco decepcionante tras leer el libro hace unos meses, bien es cierto que tanto un formato como otro desprenden grandes mensajes para el individuo que quiere superarse cada mañana, o para el emprendedor o empresario que quiere tener un segundo hijo, o simplemente para aquel que se sienta loco, marginado o rebelde.

steve-jobs-tribute

Quiero compartir con vosotros una serie de mensajes que son la esencia de un gran visionario que supo materializar con sus proyectos que:

“Los artistas auténticos simplifican”

 “La mejor forma de predecir el futuro es inventarlo”

 “Debemos lograr que las pequeñas cosas sean inolvidables”

 “Las personas que están lo bastante locas para cambiar el mundo son las que lo logran”

“El tiempo es limitado por lo que no lo gastes viviendo la vida de otro”

“No te dejes atrapar por el dogma que es vivir según los resultados del pensamiento de otros.”

“No dejes que el ruido de las opiniones de los demás ahoguen tu propia voz interior”

“Ten el coraje de seguir a tu corazón y a tu intuición”

Muy crítico con la educación de su país, comentaba que la educación superior iba en detrimento de la experiencia y bien cierto es. Me he dado cuenta que he aprendido mucho más trabajando en agencias que en la universidad. Pasó, pasa y pasará.

Otra característica que hacía único a Steve Jobs era el afán de perfección y obsesión por el diseño.

También he recogido algunos apuntes que me sirven para la profesión a la que me dedico y que comparto:

“Los clientes no saben lo que quieren hasta que se lo mostramos”

“Nunca se debía crear una empresa para hacerse rico. La meta debe ser producir algo en lo que crees y crear una compañía duradera”

En el libro de Steve Jobs enumera la filosofía de marketing de Apple, basada en tres atributos:

  1. Empatía, una conexión íntima con los sentimientos del cliente.
  2. Concentración. Descartar lo que resulte irrelevante.
  3. Atribución. La gente se forma una opinión sobre una compañía o un producto basándose en las señales que estos emiten.

Y lo que es realmente inspiracional es su discurso en Stanford que muchos de vosotros habréis visto pero que lo pongo porque no tiene desperdicio:

¿Realmente somos tan sociales como pensamos?

Subimos una foto a Instagram, whatsappeamos, vemos un programa de televisión y lo comentamos por twitter, observamos lo que  nuestros amigos hacen por Facebook. Todo el día hiperconectados pero ¿realmente nos comunicamos?

image008-724253

Siempre está la típica situación en la que están dos o más personas tomando unas cañas y están al mismo tiempo con el Whatsapp hablando con otros amigos e incluso mandándose mensajes entre ellos. Vuelvo a hacer la misma pregunta ¿realmente estamos conectados?

No quiero ser pesimista, y más en mi primer post personal, con los medios sociales de Internet. Ayer viendo la película Los Becarios con unos amigos aparecieron varias escenas de Nooglers, unos cerebritos que conocen muy bien la sociedad online pero no han disfrutado de la offline (además de ser candidatos a un puesto en Google). Me preguntaba ¿seremos todos así? Muchas veces a los jóvenes se nos acusa de antisociales en el mundo offline ¿es cierto que ocurre?

Creo que ya no somos los jóvenes los que abusamos de herramientas en comunicación como el Whatsapp. El otro día un amigo me comentaba que su padre no era nada tecnológico y ahora tenía una adicción a esta aplicación móvil de sms en tiempo real. Las generaciones que actualmente rondan los 40 o 50 años se están contagiando de aquello de lo que nos criticaban.

Yo me dedico a esto de las redes sociales y me parece una forma muy directa de conectar con el consumidor y con personas que de otra manera no podríamos comunicarnos. Sin embargo, no perdamos la esencia de la vida real, aquella verdaderamente apasionante en donde el mundo offline y online se complementan. Las herramientas de comunicación hay que utilizarlas, como decían mis padres, con responsabilidad pero “cualquier cosa en exceso es mala”.